El término periodoncia, que podemos conocer también como piorrea, engloba todo lo relacionado con las enfermedades del periodonto, es decir, aquellas que se producen por acumulación de placa bacteriana y sarro en el cuello de los dientes, la línea de las encías (gingivitis) y por debajo de esta (periodontitis).
Para tratar la gingivitis, que suele ser una patología muy común de las embarazadas, se realiza una limpieza bucal cuyo objetivo es eliminar la placa y el sarro que la ocasionan. Pero, por otra parte, al tratamiento se añade una función educacional ya que en Clínica Riladent explicamos al paciente las técnicas adecuadas de higiene bucal para eliminar dicha gingivitis.
Por otro lado, también hablamos de estas enfermedades del periodonto sin discriminación alguna, es decir, se suele dar por igual tanto en niños como en adultos, ya que ello está íntimamente relacionado con la higiene bucal que realice cada persona.
Y seguramente nos preguntemos, ¿su curación es total o debe seguir unas pautas? En las fases primarias, el tratamiento es un curetaje con el que se raspa y alisa la raíz del diente. Así, se elimina la placa y el sarro de las bolsas periodontales. Pero, si la enfermedad está avanzada, podría ser necesaria una cirugía periodontal y la regeneración del hueso perdido.
Por ello, tras el tratamiento, es conveniente un mantenimiento cada 3/6 meses y que consiste en una visita periódica para evaluar la higiene y limpieza, si procede.
Muchos de vosotros, os plantearéis… ¿y cómo se puede prevenir? La mejor forma de prevenir la enfermedad periodontal es mantener una correcta higiene bucal mediante utilización de cepillo, hilo dental o cepillos interproximales, dentífricos adecuados, colutorio y antisépticos que ayudan a controlar la proliferación de la placa.
En general, debemos acudir a nuestra consulta una vez al año para realizar una limpieza. Si no es así, puede aparecer la gingivitis, y que ella progrese y se convierta en periodontitis, con la acumulación de placa y sarro por debajo de las encías con la consiguiente formación de bolsas periodontales. Esto, dañaría la raíz del diente, la estructura ósea y los tejidos que lo sostienen.
Así que, nunca mejor fue el dicho de… ¡más vale prevenir, que curar!
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